Efectos de la Explotación Minera de GlecoreXstrata en comunidades indígenas del pueblo Wayuu de La
- Indigenous Women´s Initiative
- Jun 11, 2014
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Por: Karmen Ramírez Boscan
“Los daños que han sido causados por el desplazamiento de nuestra gente, son muy pocos en comparación con lo ocurrido con nuestros muertos cuando sus cementerios, es decir, sus lugares de descanso,fueron violados lo que impide su preparación para el paso de esta vida a Jepirra. Wounmainkat, ya no puede llorar, ahora, solo sus lamentos inundan nuestras tierras secas.”
El Cerrejón, es la mina a cielo abierto más grande del mundo explotando carbón y por lo tanto una de la más contaminantes que comenzó sus operaciones desde el año 1982 y se encuentra localizada en el norte de la Guajira donde habita el pueblo indígena Wayuu. El 33.3% pertenece a la multinacional suiza Glencore Xstrata.
La minería en Colombia se desarrolla en consonancia con el modelo neoliberal que favorece la inversión extranjera. Sirve a las necesidades del mercado de las multinacionales, sobre la base de la violación a la soberanía nacional y del derecho de los pueblos de decidir sobre sus territorios y sus destinos. A esto se suma el hecho de que es mucho más importante para el Estado Colombiano, determinar en gran medida y escala el desarrollo económico del país sin que haya condiciones para garantizar la permanencia de los pueblos indígenas en sus territorios, ni mucho menos la de Wounmainkat, es decir la Madre Tierra. El Estado Colombiano como las compañías multinacionales han generado estrategias de control y sometimiento para seguir violando, no solo derechos.
Para muchas culturas indígenas en el mundo, la Tierra es la madre. Para el caso del pueblo Wayuu, la Madre Tierra, es la hembra más grande que ha parido a toda la humanidad. Desde nuestra cultura todas las acciones de explotación indiscriminada de sus recursos, solo son comparables con la violación carnal a una mujer. Para el pueblo Wayuu, si se analizan las consecuencias desde una visión cultural, la implementación de proyectos de extracción de recursos naturales en el territorio, representan desde la ley de orígen un crímen y solamente desde esta perspectiva cultural que comprende también lo espiritual, se pueden analizar las consecuencias de la devastación aterradora que ocurre en las entrañas de Wounmainkat (Madre Tierra). En este sentido, GlencoreXstrata, desde la ley Wayuu o Sukuaipa Wayuu, están destruyendo a la mujer más importante de la cual depende el universo y su pervivencia y que no es otra más que la Madre Tierra. Si a esto le sumamos el incumplimiento de la palabra por desconocer los acuerdos pactados con las comunidades, especialmente con aquellas que se encuentran en proceso de reasentamiento, GlencoreXstrata tendría que ser juzgada en un tribunal Wayuu, como una compañía que comete actos criminales como son asesinar lentamente a la Madre Tierra, arremeter en contra de sus hijos e hijas y faltar a su palabra.
Aunque El Cerrejón, compañía de la cual es propietaria en un 33.3% GlecoreXstrata, ha mencionado públicamente que su estrategia de crecimiento siempre se orienta en armonía con la legislación ambiental vigente y con los supuestos “exigentes” estándares que rigen las actividades del Cerrejón -que han sido creados por ellos mismos-, dentro del plan de explansión se incluyen el cambio del curso del Río Ranchería en 26 kilómetros, así como el desvío de varios otros riachuelos como el arroyo Bruno y pequeñas fuentes de agua que aún quedan vivas en el departamento como el manantial de cañaverales.
Para el pueblo Wayuu en su conjunto, el desvío del Río Ranchería, es solo comparable con el asesinato de uno de sus ancestros, ya que todos los elementos que hacen parte de la biodiversidad del territorio, cobran vida para este pueblo milenario, lo que sumaría a los crímenes para el juzgamiento del Cerrejón.
Además, muchas comunidades y asentamientos tendrán que ser desplazados debido a la expansión de la explotación del carbón que pretende llevar a cabo el Cerrejón lo que representará problemáticas que ya otras comunidades, supuestamente, reasentadas y que pretenden ser presentadas por la compañía como ejemplos de buenas prácticas, están enfrentando.
Dentro de los principales impactos negativos que han ocurrido con relación a la presencia de El Cerrejón en territorio Wayuu, está el desconocimiento por el derecho ancestral al territorio lo que causa graves efectos también en la cultura ancestral y en la espiritualidad. Viviendas, cementerios, tierras agrícolas y de pastoreo fueron infravalorados y simplemente retirados de los lugares donde habían sido localizados desde tiempos inmemoriales. Por otro lado, la libre movilidad dentro del territorio se limita por seguridad de la compañía.
Las altas expectativas de desarrollo generadas por El Cerrejón y de la estrategia de negociación individual con las comunidades Wayuu han resultado en divisiones internas de la estructura de un pueblo indígena como el Wayuu que utiliza la palabra como la base para resolver conflictos. Las expectativas para las compensaciones prometidas por El Cerrejón por los daños alegados están causando divisiones fuertes y cada vez son más los dirigentes que han sucumbido a la corrupción promovida por los beneficios que otorga la compañía a títulos individuales.
En el contexto colombiano para enfrentar el conflicto armado interno, la estrategia del Estado es militarizar las zonas donde las empresas multinacionales se encuentran con el fin de proteger sus intereses. Esto también ha sucedido en La Guajira debido a la vigilancia extrema sobre la infraestructura de la compañía.
Hay un crecimiento permanente de grupos armados ilegales en el departamento. Además, los soldados afirman proteger el ferrocarril en lugar de proteger a la gente. A pesar de las amnistías-declaradas en 2005 por el gobierno colombiano para la desmovilización de los grupos paramilitares, siguen operando y tienen control sobre vastas áreas de la región. Los grupos guerrilleros a fin de tratar de desestabilizar la producción y las exportaciones de El Cerrejón han lanzado en los últimos años varios ataques contra el ferrocarril lo que desestabiliza aún más la región. La estrategia de la compañía es despedir empleados Wayuu que trabajan en su complejo de vigilancia porque según ellos, son informantes de los grupos que profieren los ataques.
La Militarización, la violencia política y la violación de los derechos humanos es cada vez más inherente a los lugares en donde se alojan las compañias como El Cerrejón.
Las comunidades han aprendido a organizarse en los últimos tiempos. Comunidades Wayuu desplazadas como Tamaquito, se han posicionado fuertemente para que sus demandas sean respetaddas. A todo esto se suma el hecho de que no solamente las comunidades afectadas directamente por El Cerrejón, y que se encuentran en lo que la compañía ha denominado como su zona de influencia para medir la intervención en caso de afectaciones, se encuentran cada vez más organizadas como las mujeres Wayuu, quienes se han organizado para elevar planteamientos que han cuestionan fuertemente las operaciones de las multinacionles, especialmente las que tiene que ver con nuevas consesiones para la explotación de recursos mineros, proponiendo nuevas formas de resistencia para permanecer en el territorio.
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Sobre Karmen Ramírez Boscán:
su nombre tradicional es Wayunkerra Epinayu. Indígena Wayuu del Clan Epinayu. Escritora. Activista de los derechos de las mujeres indígenas y de los pueblos indígenas. Epaya’a Miou (Consejera Mayor) - Delegada para Relaciones Internacionales de la Sütsüin Jiyeyu Wayuu – Fuerza de Mujeres Wayuu

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